Ahora ETA no es un problema eminentemente policial, sino más bien político y además no se está por la labor de ilegalizar Amaiur, como reclama Rosa Díez y su partido ad hoc.
Lo que se escenificó ayer en el parlamente es algo de suma trascendencia: por un lado la deriva demencial y demagógica de UPyD y su lideresa, que paradójicamente les hace confluir y coincidir con sus supuestos enemigos en sus posturas radicales y viscerales, y por otro el desparpajo indecente con el que el PP, otrora fusta implacable contra rojos y etarras, siempre a una y ellos los primeros, por la senda de las asociaciones de victimas, y agora, serios responsables políticos con visión de estado y proclives a la solución política del conflicto vasco.
La capacidad de llegar a acuerdos del PP es directamente proporcional al grado de poder que posee y al grado de claudicación de los contrarios. Estos demócratas de embudo, mienten con absoluta impunidad y sin movérseles la ropa. Pero a pesar de todo, a pesar de su infame actitud, de su despreciable impostura, bien venidos sean a las senda de la razón.
ETA sigue existiendo y de lo que se trata no es de mirar para otro lado y negarles el pan y la sal como si no existiesen que pretende la Sra. Díez, de lo que se trata es de que dejen de existir, que se disuelvan como lágrimas en la lluvia, que se fundan en su miseria hasta desaparecer. En esa labor hay que tener altura de miras, hay que optar por la inteligencia en vez de por la fuerza, por la paciencia en vez de por la precipitación, por la unidad en vez de en la confrontación.De lo sucedido ayer en el Congreso sale además otra conclusión. Por un lado están todas las fuerzas políticas y por otro están UPyD y Amaiur, curiosas coincidencias que provoca la estupidez.
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